lunes, 4 de abril de 2011

IK HOUD VAN JOU


Hola, tú. Sí, tú. El chico moreno de ojos oscuros que está sentado frente a la pantalla. Sí... El que tiene el mentón ese tan estiloso y sexy. El que tiene los labios más bien perfilados que para mí existen. Tú, el dueño de la sonrisa más encantadora y rompecorazones que he visto nunca. Ése chico simpático y alocado que me enamoró hace cosa de un año con su encanto particular y su halo misterioso y ambiguo alrededor. . Antes que nada quiero que tengas claro que te estoy hablando a ti y sólo a ti. Que estas palabras las puede leer cualquiera, pero sólo tú serás capaz de entenderlas y van dirigidas a ti, pero que lo sepa todo el mundo.

Pues bien, ahora que ya ha quedado claro que quiero hablarte a ti, necesito que sepas algo muy urgentemente. La cosa es que tengo ciertas dificultades a la hora de expresarme de forma tan sincera. Es decir... No quiero que me malinterpretes. No es que no quiera que sepas lo que pienso o lo que siento. Todo lo contrario... Desearía que fueses capaz de leerme la mente y notar mis sentimientos a flor de tu preciosa piel. El problema es que no soy capaz de expresarlo con palabras. Mira que es frustrante que existan millones de palabras en un montón de idiomas y no se hayan inventado las palabras que yo necesito en este momento crucial.

Tienes que saber que te quiero. Sé que son dos palabras vulgares al lado de lo que realmente quiero expresar. Pero son dos palabras que representan un sentimiento único en todos los sentidos, empezando por lo especial que es y llegando a que sólo lo siento única y exclusivamente por y para ti. Sé que dicho así suena exagerado y que parece que lo diga para quedar bien, pero te puedo asegurar desde lo más hondo de mi corazón (el cuál espero y deseo recuerdes que tienes en tus manos, y en tus manos está, pues, que se conserve o que, por el contrario, se rompa en pedazos) que nunca he dicho e intentado expresar algo de una forma tan sincera como ahora estoy intentando hacer contigo. Con ésto no quiero que te sientas obligado a quererme como estás haciendo hasta ahora. No quiero que te sientas en deuda conmigo, porque una de las cosas que me mantiene ligada a ti de esta forma es que el amor que yo recibo por tu parte también es totalmente sincero y desinteresado, y si no fuese el caso, no tendría sentido todo esto.

Sé y soy consciente en todo momento de que no hay nada más difícil de llevar que un amor tan intenso como este. Que tanto lo más bello como lo más oscuro, en cosas de dos, se agudizan al máximo cuando se trata de algo que se mece en brazos de un amor tan puro e intenso como este. Estoy al tanto del hecho de que los días, en general, se hacen tanto eternos como infinitamente cortos, ya que un día a tu lado es un día disfrutando de nuestro cariño y amor, pero también un día pensando que en cualquier momento te pueda perder, que cosas peores se han visto. Sé que te duele el corazón cuando te digo “adiós”, sé que te hierve la sangre si ves una cara triste en mí y sé que tirarías murallas al suelo con tus manos cuándo ves que una injusticia o un mal momento se cierne sobre mí. Pero lo sé porque es exactamente lo mismo que me ocurre a mí cuando se trata de ti, mi amor.

Desconozco totalmente los motivos por los cuales te enamoraste de mí de esta forma y estoy totalmente ciega ante esa duda que me corroe porque, realmente, me gustaría saber qué fue lo que te gustó para poder sacar partido de ello si algún día empiezas a olvidar que fue lo que te atrapó. Por que realmente me aterra el día en que, por el motivo que sea y que espero nunca surja, decidas que es mejor seguir tu vida sin mí. No puedo pensar nada más que esto que tenemos y no veo nada más allá del horizonte de nuestro amor, que me ha abierto vistas impresionantes en este mundo que desconocía, pero que, de la misma forma, es capaz de cerrármelas si un día se esfuma.

Sólo tú eres capaz de estar en mi mente a todas horas. Tú eres la causa de que sea capaz de sentir hasta los huesos y entender con profundidad qué es el amor. En tus manos ha estado el hecho de que este sentimiento aumente día a día, de que sea más y más intenso hasta puntos insospechables, y lo has conseguido con creces, y sé con total certeza que no perderás nunca esa capacidad. Sólo tú tienes el poder de hacer que un escalofrío recorra mi cuerpo, de hacerme sonreír tan ampliamente que me duelan las mejillas, de acelerarme el corazón incluso cuando ya está acelerado, de poner mis mejillas coloradas y mis ojos brillantes de ilusión.

Tengo que decirte que no dejes nunca de llamarme “bonita” o “princesa”, por favor. Es algo tan simple... Pero el saber que me encuentras bonita y que quieres que sea tu princesa, me derrite. Es algo superior a mí, me debilita pensar que para ti pueda ser la más bonita, la perfecta y a la que quieres proteger. Sólo por el hecho de que me protegieses sería capaz de dañarme a mí misma para sentirme entre tus mimos y cariños. Es una locura que lo más seguro es que nunca cometeré, pero sólo por éso valdría la pena. Siempre he querido ser bonita para mí, arreglarme y sentirme bien conmigo misma. Ahora no es que haya perdido personalidad y quiera estar bien para gustarte. No es el caso. Sigo queriendo ser bonita, pero tú eres el amor de mi vida y quiero serlo para ti, no por quedar bien y tenerte satisfecho, ni porque tú para mí seas la cosa más bella que existe y quiera estar a tu altura, si no que necesito que me desees porque te amo, independientemente del resto de factores.

Otra cosa que quería que te quedase clara es que te deseo a ti entero. No quiero nada que no seas tú. No quiero algo que tenga una o unas cuantas de tus cualidades. Te quiero a ti entero y eso no puedo encontrarlo en ningún lado más que en ti. Es tan simple que me parece absurdo decirlo, pero necesito que lo entiendas y que te lo creas. Que no hay nada que me pueda beneficiar más que tus medidas, porque tú y solo tú estás hecho a mi medida. Quizá sea complicado de entender por muy simple que parezca, pero te voy a poner un símil para que lo entiendas. Imagínate un puzle de quinientas, o dos mil, o veinte mil piezas, las que quieras. ¿Qué es éso? Son millones de piezas que encajan única y exclusivamente en un solo lugar. Pues bien, ahora tienes que imaginar que el mundo es un puzle y tú y yo somos dos de sus millones de piezas. ¿Entiendes que mi lugar sólo está a tu lado y que no puedo ir a buscarlo a ningún otro sitio? Éso es lo que necesito que veas, mi vida. Que estás hecho para mí, y no hay ni un “Pero ¿y si...?” que valga. No puedo explicártelo de una forma más clara.


Después de todo ésto, espero que te hayas acercado mínimamente a lo que quería expresar para entenderme, que, a fin de cuentas y resumiendo, lo que quiero decir es que...

TE AMO, DANI.

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