¿Qué puñetas voy a hacer contigo?

Siento rabia, ¿sabes? Mucha rabia. Me siento impotente. No te das cuenta de que me haces mucho daño? Como puede ser que no veas que me he tirado horas llorando por tí, que he intentado esconder mi estado de zombi, ese estado en el que tu comportamiento me deja. Lo he intentado esconder para no preocupar a nadie. Muchas veces me dicen que parece que esté en el limbo. Y me aguanto de responder, pero me muero de ganas de gritar que no estoy en el limbo, estoy en el jodido infierno en el que me he metido haciendome ilusiones. Me siento jilipollas cuando mi madre entra a mi habitación y me pregunta que qué me ocurre. ¿Qué coño quieres que le responda, eh? A ver, dímelo. ¿Quieres que le responda esto? Nada, mami, que estoy enamorada y mi amor es inútil y imposible, que millones de personas mueren de hambre en el mundo, que sin ir más lejos tú, mamá, estás luchando por sacar una família adelante, y a mí la única idiotez que me preocupa es que él no me quiere. ¿Te sentirías mejor si le dijese eso? Pues te jodes y te aguantas. Si hace falta congelo mis lágrimas, si hace falta me seco los ojos, pero eso no. ¿Porque me vuelves tan débil? ¿Es que no voy a poder descansar nunca? ¿Quieres que me rebaje y me declare? ¿Quieres que haga una declaración de amor cutre y horrible al estilo de "Romeo y Julieta? Pues ya puedes esperarte sentado, porque mi orgullo (y mi sentido del ridículo también) lo van a impedir. Dicen que del amor al odio hay un paso, y muy pequeño. Yo creo que ese paso entre odio y amor no existe. ¿Me entiendes? Es decir, para que me entiendas, yo, en estos momentos no tengo ni puñetera idea de si te quiero o te odio. Venga, quédate con ella. Por mí como si te la quieres tragar con un embudo. Pero que sepas que la que se quedará aquí, llorando por tí, no va a ser ella, sinó yo, y eso te lo puedo asegurar. Ah... Y otra cosa. Me duele mucho la cabeza y me siento fatal... Creo que estoy en mi pleno derecho de estar cabreadísima, no, lo siguiente.